Si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero a este ritmo, los Pirineos en el año 2100 serán muy distintos a como los conocemos hoy en día.
Por ello, mediante este microrrelato casi de ciencia ficción pretendo dar una imagen hipotética de lo que serían los Pirineos Aragoneses en el año 2100 atendiendo a un posible escenario RCP 8.5 (con un forzamiento radiativo de 8,5W/m2 y 936 ppm de Co2 en la atmósfera frente a los 408 ppm de ahora), el peor de los escenarios que se plantean, en el cual no hemos reducido nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, no se han tomado medidas para eliminarlos y finalmente las temperaturas en el Pirineo Aragonés subirían de media entre 4,3ºC y 7,1ºC, según las proyecciones del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático.
La pregunta es ¿es posible llegar a estos escenarios? ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
2 de enero del 2100, camino a Candanchu
Salimos de Zaragoza a las 7 de la mañana con 11ºC y cielos despejados, con dirección hacia Candanchu. Pablo, se ha quedado dormido en la parte de atrás del coche en cuanto hemos salido de casa. Creo que ayer por la noche no durmió nada pensando en la idea de que iba a ser la primera vez que iba a ver la nieve a sus 9 años.
Hace unos 3 días, cayo la primera nevada en el Pirineo de la temporada y parece que ha llegado a cotas bastante accesibles, como hacía ya unos años que no pasaba. Llevaba 2 años sin nevar en cotas tan bajas, si no recuerdo mal.
En las cámaras webs de las antiguas estaciones de esquí, abandonadas en los años 70 porque entraron en quiebra después de 4 temporadas sin apenas nieve ni esquiadores, se puede ver una capa de nieve, tal vez 15 o 20 cm, más que suficiente para disfrutarla, tirarse unas bolas de nieve e incluso usar un trineo por primera vez.
Por lo que han dicho, iba a subir bastante gente a ver la nevada ya que hacía unos años que no caía una así en cotas tan bajas. También hablaban de que Cerler iba a poder abrir algunos kilómetros al tener suficiente espesor, pero poca gente queda ya que sepa esquiar bien, la verdad.
Al pasar Huesca, todavía recuerdo los tremendos bosques que había en la Sierra de Guara cuando era niño y que fueron tan castigados en la oleada de incendios que afecto a toda la provincia de Huesca hace unos 30 años. Recuerdo que, durante el mes de julio, alcanzamos los 49ºC en Zaragoza y durante 3 semanas no se pudo salir por el día, cerraron todo: comercios, oficinas, empresas e incluso el transporte público dejo de funcionar. La gente trabajaba por las noches lo que podía o simplemente salían a tomar la fresca. Fue horrible.
En Europa debieron de fallecer unas 30.000 personas de forma directa e indirecta a causa del intenso calor, además de que prácticamente toda actividad se paralizo.
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Mientras tanto, los incendios se desataron en el Prepirineo y el Pirineo durante semanas. Los bomberos eran incapaces de controlarlos porque se reproducían constantemente por el fuerte bochorno. En Jaca se alcanzaron los 45ºC un 13 de julio del 2072.
Hoy paso con el coche y lo que veo son laderas y laderas con una vegetación muy pobre o bien con nuevos cultivos que nada tienen que ver con los bosques que fueron antaño.
También los pueblos han crecido mucho en los últimos años. Nuevas urbanizaciones se han desarrollado a lo largo de las carreteras, desde hace años los Pirineos se han convertido en uno de los principales lugares de veraneo de la Península gracias a que tiene unas temperaturas más moderadas que en otros lugares del interior durante los veranos, pero tuvieron que frenar el crecimiento de estas urbanizaciones porque no había agua suficiente todos los veranos para el suministro, así que muchas de ellas se han quedado medio abandonadas.
En el horizonte ya se ven las cumbres de los Pirineos que lucen una magnifica capa de nieve recién caída. En ese momento Pablo se despierta y me dice:
- ¿Eso es nieve?
- Si, eso es nieve.
Recuerdo la primera vez que vi nieve en Zaragoza, tenía la misma edad que Pablo aproximadamente, también fue la última porque ya no ha vuelto a nevar desde entonces, han pasado ya 30 años. Fue muy efímera, apenas duro un par de horas por la mañana. Ese día nos dieron fiesta en el colegio y nos fuimos a jugar a un parque con ella. Casi era difícil hacer una bola de nieve sin que se deshiciera en las manos.
También recuerdo de ese año que vinieron muchos chicos nuevos de pueblos de la costa que habían tenido que dejar sus casas porque el nivel del mar estaba subiendo y sus familias habían decidido mudarse de ciudad. En algunos sitios decidieron construir nuevos pueblos varios centenares de metros más en el interior, pero otra mucha gente ya no se fiaba de que tuvieran que volver a moverse de nuevo. Otros simplemente han perdido su forma de vida, la falta de agua en el subsuelo, los ríos secos y la falta de adaptación de los cultivos ha hecho que sea totalmente inviable continuar trabajando la tierra.
Lo que ha sido terrible, han sido las migraciones y hambrunas en el sudeste asiático por las fuertes sequias que llevan padeciendo años y que arrasaron por completo su forma de vida. Se dice que más de 250 millones de personas han tenido que emigrar. En España ocurrió algo similar hace ya unos años cuándo el turismo veraniego fue perdiendo gente durante los veranos cada vez más y más tórridos. Eso dejó a mucha gente sin sus negocios y su forma de ganarse la vida.
Llegamos al parquin de Candanchu y como era de esperar estaba repleto de coches con familias que se disponen de disfrutar de la nevada. Aún se pueden ver los telesillas y las estructuras de la antigua estación que cerro hace años, después de varias temporadas sin apenas nieve ni frío.

Pablo, muy emocionado, me da la mano y tira de mi para que le enseñe la nieve por primera vez. Pasamos muy cerca del monumento a los glaciares Pirenaicos, con fotos de todos los que había y que hace unos 40 años desaparecieron del todo: el glaciar de Aneto, el de Monte Perdido, Maladeta…Todavía conservo fotos de mi abuelo en el glaciar de Aneto, antes de que desaparecieran del todo y de las historias de las grandes nevadas en el Pirineo, cuando la nieve llegaba incluso hasta junio. Hoy en día, si hay suerte se puede ver hasta principios de abril, pero no todos los años. Aparte que hay años que cae muy poca y en cotas altas.
Por fin, Pablo toca la nieve del Pirineo por primera vez.
Articulo publicado en Cierzo Digital en noviembre del 2019